Estamos ante un conjunto arquitectónico que figura en la relación de edificios de singular interés patrimonial, publicado en el Diario Oficial de Galicia. Se trata de edificios dispuestos alrededor de un patio central que organiza el espacio. Arxeriz es un lugar que funda su raíz en la noche de los tiempos, como atestigua el castro que desde la finca vigila el Miño en su curva del Cabo do Mundo. Existen evidencias que nos remiten a una ocupación humana continuada a través de tal vez cuatro milenios, si tenemos en cuenta los desaparecidos y colindantes túmulos (mámoas) de Rendal, A Cova, o los próximos de A Morá.
“Arxeriz tiene elementos de gran interés histórico-artístico y patrimonial, con atractivo suficiente como para justificar el fin que pretende”
Vázquez Seijas en "Castillos y Fortalezas de la provincia de Lugo" (1955) hace referencia a una fortaleza defensiva en Arxeriz, destruida en uno de los avatares de la Baja Edad Media: la Revuelta de los Irmandiños.
Parte de las construcciones actuales datan de los siglos XVII y XVIII, existiendo unas naves anexas de principios del XX. Las primeras son representativas de la arquitectura rural gallega y se disponen en forma de “U” abierta, destacando entre ellas, por su valor arquitectónico e histórico, la denominada “Casa do Patín” y la de los Escudos o “Casa Grande”.
El origen del Pazo de Arxeriz está vinculado a la genealogía de los Raxo. Hay noticia de que en el medievo tardío el coto de Arxeriz perteneció a D. Gonzalo Raxo de Acuña, caballero de la Orden de Santiago. Un descendiente suyo, D. Pedro Raxo de Acuña, funda en la segunda mitad del siglo XVI el vínculo de Arxeriz. Un bisnieto suyo, D. Juan Raxo de Acuña, notario de la Inquisición, se casa con Doña Ana Ulloa y Teijeiro, dando entrada a ilustres apellidos que incorporan sus pétreos blasones: actualmente se pueden ver en la fachada de la "Casa dos Escudos" las armas de los Teijeiro, Ulloa, Losada, Prado, Somoza y Taboada, que acompañan las tres rejas de arado, apuntando hacia abajo, de los Raxo (documentados también en algún tratado de genealogía como "los Rajo de Arjeriz").Ya en el XVIII, coincidiendo con la decadencia de los Ulloa, las tierras y el pazo pasan a la casa de Lemos para, a continuación, recaer en la de Alba. No tardó en quedar Arxeriz (igual que otros terrenos y pazos) en manos de mayordomos y recaudadores de impuestos, pasando en ocasiones a nuevos propietarios. Fue de este modo como, en 1916, el Dr. López Suárez "Xan de Forcados" se hizo con Arxeriz por compra efectuada a la marquesa viuda de Leis. A partir de aquella fecha se produce la metamorfosis modernizadora del lugar, que se convertiría en foco, en 1922, del impulso industrializador de derivados lácteos, en sociedad con Mantequerías Leonesas. Fue el germen de la futura empresa familiar LARSA, que iba a surgir como resultado de la iniciativa de Don José Rodríguez López, su verdadero artífice desde la plataforma de GRANJA ARJERIZ. Desde Arxeriz también se introdujeron otras reformas relacionadas con la industrialización agropecuaria debidas al impulso de López Suárez, ligado estrechamente a la Misión Biolóxica de Galicia y a otras iniciativas de investigación y desarrollo de la primera mitad del s. XX.
En lo referente a la cultura, es bien conocido el papel jugado por el Dr. López Suárez para promover el estudio de la riqueza patrimonial de la Tierra de Lemos. De su mecenazgo da fe la publicación “Los Castros de la Tierra de Saviñao” de Florentino López Cuevillas y Antonio Fraguas, así como el estudio del túmulo (mámoa) de Abuíme y la necrópolis de A Morá, la publicación de Cuevillas y Pura Lorenzana. De esta etapa queda en Arxeriz un buen número de molinos castreños, tanto barquiformes como circulares. Cabe destacar su decidido papel en la defensa de la muralla romana de Lugo, frente a quienes promovían su demolición (en dos ocasiones: el alcalde D. Ángel López Pérez, bajo el régimen de Primo de Rivera, y las autoridades municipales de la II República); también de la integridad arquitectónica de la Plaza da Compañía de Monforte.